Humillando a una mendiga a cambio de un plato de comida
Descubrir que tener sexo con una mendiga es lo más fácil del mundo cambió mi vida por completo. Antes me lo pasaba yendo a discos a intentar de ligarme tías y ahora solo tengo que caminar de noche por las plazas buscando alguna mujer de la calle durmiendo en el suelo o en un banco. Por un plato de comida son capaces de hacer cualquier cosa, como esta rubia que me enseñó el chocho, el culo y las tetas y hasta se puso a mear delante mío en medio de la calle. Acostumbrada a vivir sin intimidad ni privacidad, me chupó la polla en un callejón y se paseó desnuda por el medio de la calle, todo para dejarme satisfecho para que le diera algunos euros de propina.