Follando con mi vecina pelirroja madura
El polvo que me eché con mi nueva vecina madura fue un regalo del cielo. La zorra pelirroja pegó en mi puerta al día siguiente de haberme mudado y se apareció en mi casa con un pastel de bienvenida. Yo intuí rápidamente que la guarrona estaba buscando algo más, y me puse a seducirla sin dudar un segundo. Aunque al principio se resistía y se hacía la que no quería, muy pronto bajó sus defensas y me dejó meterle mano. Lentamente la desnudé hasta dejarla toda en bolas y nos pusimos a follar en todos los rincones. Sin dudas, la mamada que me hizo fue una de las mejores de mi vida.