Ivana Montana acababa de bañarse cuando el hermano Jay le empezó a comer el coño
Ivana Montana no había terminado de secarse cuando el hermano la pilló desnuda, envuelta en la toalla, y se abalanzó sobre su coño. Ese chochito delicioso, afeitado y con olor al perfume del jabón era una invitación a ser chupado durante el resto del día, y sabía que la hermana no lo rechazaría. No era la primera vez que le comía el coño, así que ella sabía de lo buenos que eran sus cunnilingus. Claro que eso sería solo el comienzo, ya que siempre que Jay le chupa el chocho a la tetona de la hermana, acaba follándosela. Les gusta tanto follar juntos que ni se ponen a pensar en el incesto.