Me quito la toalla frente al repartidor y me da una follada de muerte
Hacía varias semanas que me había separado y sentía que ya era hora de que alguien me echara un buen polvo, pero no quería follarme a ninguno de mis amigos ni tener que ponerme a buscar maromos en aplicaciones de citas, así que se me ocurrió probar suerte con el repartidor. Estaba tan desesperada que lo recibí desnuda, envuelta en una toalla, y apenas le abrí la puerta la dejé caer y lo invité a entrar. El tío se había puesto como loco, así que empezó a meterme mano en el pasillo. Cuando entramos a casa se desnudó a la velocidad de la luz y me puse a chuparle la polla. ¡Qué follada más rica me dio! Se había calentado tanto viéndome las tetas, el coño y el culo que se corrió enseguida.