El fotógrafo me enseñó la polla y me comió el coño
Lo que me pasó en la última sesión de fotos ni yo me lo puedo creer. Me han gustado muchos tíos en mi vida, pero nunca jamás me había fijado en una polla. O sea, que sí, que las pollas me encantan, pero siempre va el hombre por delante, no es que me guste el rabo de cualquiera solo porque tiene un lindo pedazo de carne entre las piernas. El fotógrafo, lo primero que hizo, fue hacerme posar sexy. Eso me puso algo cachonda y, mientras estaba de espaldas, me ordenó que me levantara el vestido. Entonces sentí como apoyaba su rabo entre mis nalgas. ¡Qué polla más grande! Estaba durísima, y me obligó a tocársela. Yo no me pude resistir, y me excité tanto que empezamos a morrearnos, me llevó al sofá, me quitó las bragas y se puso a comerme el coño. ¡Me corrí al minuto!