Me follo a mi hermanastra todas las mañanas desde que dormimos juntos
El día que a nuestros padres se les ocurrió poner mi cuarto en alquiler, cambiaron mi vida para bien. La excusa era que tanto yo como mi hermanastra ya éramos mayores, y si queríamos seguir viviendo en casa de nuestros padres, deberíamos compartir la habitación. Al principio me cabreé mucho, hasta que me metí por primera vez en la cama con mi hermanastra. Toda la noche me la pasé metiéndole mano y hasta me hice una paja a su lado sin que se diera cuenta. A la hora de despertar, ya tenía la polla dura otra vez, así que se la enseñé y ella sola se puso a mamármela sin que yo se la pidiera. ¡Ahora me la follo todas las mañanas! Os cuento que he decidido abandonar el plan de irme a vivir solo alguna vez…