El negro me reventó el culo sin piedad al aire libre
El negro que me ligué en la disco no había dejado de mirarme el culo en toda la noche. No hacía falta que yo me diera cuenta. Él mismo se encargaba de repetirme a cada rato que tenía un culo hermoso y que le encantaría hacerlo suyo. A mi me hacía temblar las piernas cada vez que lo decía, y debo reconocer que se me mojaba el chocho de solo escucharlo. El día en que me invitó a pasar la tarde en su casa con piscina, ya sabía lo que me esperaba. Estaba dispuesta a dejarme encular, pero nunca pensé que tendría una polla tan enorme. ¡El negro me rompió el culo al aire libre y me lo dejó roto en mil pedazos con semejante tranca!