Espié a mi vecina y me la follé hasta que llegó el marido y nos pilló
Mi vecina me estaba volviendo loco. Con sus mallas ajustadas, estaba entrenando en el jardín y las gotas del sudor, bajando por su cuerpo, me estaban haciendo transpirar a mí. Esconderme detrás de las sábanas para tocarme mirándola fue inevitable. Follármela era imposible porque el marido se puso a hacer gimnasia a su lado, pero cuando ella notó mi presencia, igual se puso a jugar con mi polla. De pronto, el marido sintió un fuerte dolor y se fue hacia adentro de la casa. Fue entonces cuando ambos nos pusimos en bolas y comenzamos a follar apasionadamente al aire libre. Lástima que el cornudo regresó justo cuando estaba corriéndome dentro de su boca…