Rubia casada infiel me saca la leche masturbándome antes de que regrese el marido
La rubia no paraba de mirarme y yo, para comprobar que no era una fantasía mía, me puse a mirarla fijamente sin quitarle los ojos de encima y le sonreí. Ella me devolvió la sonrisa e inmediatamente le pidió al marido que fuera a por unos tragos. La guarra había liberado el camino para que me acercara a ella, así que me senté a su lado, nos pusimos a hablar y le confesé que me había puesto la polla dura. La casada me pidió que se la enseñara y, apenas la saqué, comenzó a masturbarme como loca hasta sacarme la leche, mientras me enseñaba las tetas ofreciéndomelas para que se las tocara. Después de correrme, me limpió la polla con la lengua y me ordenó que me fuera. El cornudo de su esposo estaba a punto de regresar en cualquier momento…