El vecino le regaló un consolador para espiarla y follarla
El vecino tenía tantas ganas de follarse a la morena que se le ocurrió una idea genial. Para la navidad, le regaló un consolador con una ventosa para adherirse a los vidrios. Él, acostumbrado a espiarla, soñaba con verla masturbándose en el salón, de espaldas al jardín, ofreciéndole una hermosa vista en primer plano de su culo. La guarra tardó cinco minutos en estrenarlo y el vecino, al verla desnuda masturbándose por primera vez, se puso al cien y decidió pasar a la segunda parte del plan, que era ir a su casa para follársela aprovechando la calentura que tenía.