El primer paso para follarme a la nueva criada musulmana fue pajearme en sus morros
Apenas vi a la nueva criada musulmana que contrató mi madre, supe que tenía que ser mía. Se la veía muy tímida, pero en general todas las árabes lo son cuando llevan el chador puesto. Tenía que comprobar que tenía los mismos deseos sexuales que cualquier otra mujer, y para eso, se me ocurrió sacar la polla y ponerme a masturbarme delante suyo mientras estaba planchando. Cuando me vio, no me quitó los ojos de encima. La guarra no dejaba de planchar, pero se tocaba las tetas y se chupaba el dedo, demostrándome lo mucho que se estaba calentando. Al final me alcanzó unas bragas de mi hermana para que me limpiara la corrida. Evidentemente, muy pronto acabaré follándomela.