La gordita tetona le entrega el coño al cabrón del jefe
La gordita tetona sabía bien que sus posibilidades de seguir creciendo en la empresa estaban muy limitadas. Acababa de empezar a currar una jovencita guapísima de veinte años con unas piernas de ensueño, un culo de muerte y unas tetas de campeonato. Conociendo al pajero del jefe, sabía que seguramente intentaría follársela a cambio de algún beneficio laboral que, inminentemente, jugaría en contra suyo. Por eso, decidió entregarse como una puta de esquina y, con al excusa de que se había mojado la ropa, fue al baño y regresó en bolas, enseñándole el coño y las tetas, para hacerle saber que todo su cuerpo era suyo para que se la follara como quisiera. Con eso y una de sus maravillosas mamadas, logró seducirlo y conquistarlo para siempre.