El repositor sabía que en la cocina lo esperaba la propina
Aunque nosotros no nos demos cuenta de nada y no estemos enterados, los repositores ya están acostumbrados al modo de operar de las zorras que quieren sexo. Las cerdas los hacen ir hasta la cocina, para que les lleven la comida o para darle la propina. La excusa puede ser cualquiera, pero el objetivo es siempre el mismo: provocarles enseñándoles el culo, comerles la polla y dejarse follar en todos los rincones. El que sí se dio cuenta de eso fue el marido de esta gordita casada. El chaval descubrió que la muy zorra le ponía los cuernos y puso una cámara oculta para pillarla follando con el repartidor.