Paige Steele no logra que el marido deje los videojuegos
Paige Steele ya está hasta el coño de su esposo. El cabrón se pasa horas delante de la pantalla, jugando videojuegos como un crío, y no le presta un segundo de atención. Ella hace todo lo posible por llamar su atención, pero siempre termina fracasando. La gordita se pone en bolas, le enseña las tetas, le pone el culo en la cara, le come la polla, se sienta a cabalgar sobre su rabo… y el tío nada. La pobre acaba frustrada, puteándolo y pensando seriamente en buscarse un amante. La verdad es que se lo merece. Con esas tetas y ese ojete, cualquiera quisiera follársela.