Me quedé solo con la secretaria en la oficina y me la follé
La tensión en el ambiente era evidente. La secretaria y yo estábamos a puntos de quedarnos solos, y ella no paraba de mirarme y provocarme. No me cabía ninguna duda de que estaba deseando follarme, y evidentemente no me equivocaba ya que, apenas la puerta se cerró y nos quedamos a solas, se me echó encima. ¡Qué pedazo de mujer! Con total desesperación, le chupé las tetas, la masturbé, le comí el coño… ella, mientras tanto, no paraba de mamarme la polla. Todo acabó con una apasionante follada en todos los rincones de la oficina que terminó con la secretaria tragándose mi lefa hasta la última gota.