Ayudé a una rubia con el coche y me la follé al aire libre
La rubia estaba tan desesperada que cuando me vió se alegró como si enfrente tuviera a Dios en persona. Su coche se había quedado en la carretera en medio del bosque, no sabía como arreglarlo y no había nadie cerca. Ni siquiera sabía como hacer para regresar a su casa a pie, así que mi ayuda fue para ella una bendición. Por suerte resultó ser muy agradecida y, a la hora de pagarme el favor, no tuvo reparos en ponerse a chuparme la polla tal como le pedí. Haciéndome una mamada se excitó tanto que ella misma me preguntó si quería follármela y yo, por supuesto, acepté encantado de la vida.