El hijastro domina a la madrastra y la somete a su antojo
Desde que el padre de este chaval murió, ha quedado a cargo de la casa y, al ser el único hombre, se cree también que es el dueño de su madrastra. No es para menos, la tía es una buenorra muy zorra y guapa, y cualquiera quisiera poder follársela a su gusto cuando pudiera. El chaval la trata como una esclava, sometiéndola a todos sus caprichos. Ella ha aprendido a comportarse como una zorra sumisa y obediente, así que no se queja de nada y se deja hacer de todo. Así es como, desde entonces, el chaval ya no ha buscado novia ni pareja porque le sobra con su madrastra para tener todo el sexo que quiere.