Emborrachamos a nuestras mujeres para hacer un intercambio de parejas
Una noche, mi amigo y yo nos pusimos a hablar de nuestras esposas y los dos coincidimos en que nos gustaba la mujer del otro. Estando medio borrachos, nos confesamos que estaríamos dispuestos a dejar que el otro se se follara a nuestra esposa, a cambio de follarnos a la suya. Solo faltaba convencer a las dos zorras, así que montamos un encuentro en el que las pusimos bien pedas y empezamos a meterles mano. ¡Joder! ¡ellas parecían estar más decididas que nosotros! No solo aceptaron encantadas hacer un intercambio de parejas, sino que hasta las dos se dejaron follar por el culo como dos putas de esquina.