Fui stripper masculino y me lo pasé mejor que nunca
Nunca me olvidaré de la noche en la que me convertí en stripper masculino. Un amigo chapero al que habían contratado para una fiesta me pidió que lo reemplazara y yo fui encantado de la vida. La paga era muy buena y no me molestaba desnudarme delante de una docena de viejas. Al final, fueron muchas más, y no tan viejas. Las guarras enseguida me desnudaron y se pusieron a mamarme la polla. ¡Eso nunca me imaginé que sucedería! Mi amigo me había contado que una que otra vez acababa follándose a alguna… ¡pero no que estas zorras te atacaban como pirañas y te comían la polla desesperadas!