La conocí en el autobús y se ofreció a hacerme una mamada
Esta fue sin dudas la experiencia sexual más excitante e insólita de mi vida. Me pasó en un autobús, que por suerte iba casi vacío. De repente, la tía que tenía sentada a mi lado me preguntó si alguna vez me habían hecho una mamada en un transporte público y me dejó tieso. Tardé un poco en responderle, pero en cuanto le dije que no, sacó mi polla y se puso a chupármela sin parar. La tía de a ratos me miraba y me sonreía, como si estuviera consciente de que estaba cumpliendo una de mis mayores fantasías, y no paró de mamármela hasta que me corrí. ¡Nadie me cree que fue verdad!