La vieja rubia se folla al vecino en el jardín
La abuela rubia pensó que ya no volvería a follar nunca más después de que murió su marido pero por suerte, a los pocos meses, el vecino empezó a prestarle atención. Sus visitas eran cada vez más frecuentes y se lo pasaban teta. Así empezaron a los morreos, después a meterse mano, siguieron por las pajillas mutuas y mas tarde, el sexo oral. Al poco tiempo ya estaban follando y desde entonces son muy buenos amantes. Como se ven bastante seguido, follan casi todas las semanas, y la anciana, a pesar de lo vieja y gorda que está, se siente una putita insaciable cada vez que el vecino le mete la polla.