Le gusta tanto el sexo anal que ya ni quiere que se la metan en el coño
Después de tantos años evitando que le metieran la polla por el culo, esta rubia por fin se animó a probar el sexo anal. No es que hubiera dejado los miedos de lado, sino que la habían convencido de que podían ayudarla a dilatar bien el culo para que no sintiera dolor. Su primer anal fue fabuloso. No solo no le dolió nada, sino que lo disfrutó como nunca. Se excitó tanto que tuvo varios orgasmos sin siquiera tocarse el coño. Desde entonces, se ha vuelto fanática de la sodomía, y siempre que se la follan pide que se la metan por el culo y se lo taladren hasta correrse.