Me dejé follar en la entrevista pero sabía que no obtendría el curro
Aquella entrevista era demasiado rara. Apenas entré por la puerta sentí que estaba a punto de ser engañada. Ni el chaval parecía un entrevistador serio ni el sitio una oficina laboral. Los datos que me daba acerca de los desfiles de los que participaría y los avisos publicitarios que protagonizaría eran tan inexactos como inverosímiles. La confirmación de mis sospechas llegó cuando me pidió que me desnudara y me ofreció ayudarme a conseguir mejores trabajos si me dejaba follar. Sabía que me estaba mintiendo, pero algo en mí me llevó a quitarme la ropa y ofrecerle mi cuerpo desnudo para que me follara. ¿Habrá sido la ilusión y la esperanza de que algo de todo lo que me decía fuera cierto, o solo la calentura que tenía en ese momento?