Me follé a la masajista afroperuana que contrató mi mamá
La polla se me puso dura como una piedra cuando entré sin querer a la habitación y me encontré a mi madre desnuda mientras la masajista le daba masajes. Aunque mi erección se debió al descubrimiento de que mi mamá tenía unas tetas y un culo impresionantes, me dieron muchas ganas de follarme a la masajista. Cuando terminó con mi madre llegó mi turno, y yo todavía estaba tan excitado que cuando me desnudé mi polla seguía firme como un mástil. Eso me facilitó las cosas, ya que cuando la negrita afroperuana empezó con los masajes, no pudo contenerse y se puso a chupármela. ¡Qué fácil me fue follarme a esa zorra!