Me puso en bolas y me folló por la fuerza por robar lencería
No podría aseverar que no volveré a robar en mi vida, pero de lo que sí estoy convencida es de que si vuelvo a robar lencería, nunca volvería a ponérmela en los probadores de la tienda. Estaba segura de que podría irme de allí sin que nadie me tocara un pelo, pero el guardia de seguridad me detuvo, me llevó a la oficina y me obligó a devolver la lencería que acababa de robarme. Para eso me hizo poner en bolas delante suyo, ya que las bragas y el sujetador eran justamente lo que acababa de robar. Aprovechando que me tenía desnuda, me ordenó que le chupara la polla y, después, me folló por delante y por detrás. No podía decirle que no. Era eso o que llamara a la policía.