Mi esposa fue la puta del prestamista
Ser cornudo no tiene nada de bueno, pero lo peor de todo es que tu esposa te lo cuente y no puedas decirle nada. Eso me sucedió cuando mi mujer regresó del prestamista. Me contó con lujo de detalles como el hombre le pidió que le enseñara las tetas y, después de verle los melones, enloqueció literalmente. El tío sacó la polla, le ordenó que le hiciera una paja cubana y, después de masturbarlo con las tetas, se puso de espaldas, con las manos sobre la mesa y el culo en pompa, para que se la follara desde atrás. La única buena noticia es que no tuvo que chuparle la polla…