Mi hermanastra no podía creer que le estuviese metiendo mano
Mi hermanastra se sorprendió mucho cuando empecé a meterle mano. Ella creía que el coqueteo que teníamos todo el tiempo era solo un juego entre hermanastros. Jamás pensó que me atrevería a cruzar la raya pero, cuando sentí que era evidente que me tenía ganas, decidí olvidarme de que era la hija del marido de mi madre. Aquel día, empecé a tocarla y, aunque al principio se sorprendió e intentó resistirse, rápidamente bajó sus defensas y bajó hasta mi polla, para comérmela. El primer polvo que nos echamos fue increíble. Desde entonces, no hemos dejado de follar ni un solo día.