Mientras mi esposo juega en la consola el amigo me folla bien follada
Con mi esposo me pasa algo bastante particular. Por momentos lo odio, porque se lo pasa jugando a la consola todo el día y, de a ratos, lo amo por lo mismo. Es que se pone tan tonto delante de la pantalla que puedo hacer lo que me sale del coño sin que se entere, como el día en que me follé al amigo en sus morros y nunca lo sospechó. El amigo, que estaba jugando con él, se dio cuenta de que yo estaba cachonda y, como mi marido pasaba de mí, le hizo creer que iba al baño y salió del salón para esperarme en el pasillo. Allí me puse a comerle la polla y me folló de pie desde atrás y en el suelo, acostado mientras yo cabalgaba sobre su hermoso rabo. El cornudo de mi marido, al día de hoy, sigue sin enterarse.