Siempre alguien se folla a la dueña del bar al final de la noche
La dueña del bar es la última en quedarse currando cada día. Espera pacientemente a que se vayan desde las camareras hasta los cocineros, y cuando el último parroquiano sale por la puerta, baja las persianas. Claro que, de tanto en cuando, se bebe algun trago y, a esas horas, suele estar algo bebida, tanto como sus clientes. Por eso no es de extrañar que cada noche, antes de cerrar, algun cliente se pase al otro lado del mostrador para echarle un polvo. Ella se deja sin problemas ya que, a su edad, le resulta más fácil follar con cualquiera de esos borrachos antes que andar ligándose chavales.