Vecina jovencita se calienta con el vecino y se lo folla
Las miradas que la jovencita rubia y el vecino nuevo se cruzaban cada vez que se veían eran muy evidentes. En sus rostros expresaban todo el deseo mutuo que sentían, y era inevitable que tarde o temprano acabarían follando. Por suerte, el tío no se anduvo con vueltas y un día decidió que el momento había llegado. Juntó coraje, pegó en la puerta de la vecina y ella, aunque aun no estaba segura, lo invitó a entrar. Apenas se sentaron en el sofá se dieron el primer morreo y ya no pudieron detenerse. La guarra se desinhibió por completo y le hizo una mamada de campeonato. Después se pusieron a follar sin parar hasta el anochecer.